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La nueva “humanidad” laboral



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Estamos viviendo la transición del aislamiento, que en nuestro país viene siendo muy extenso e impregnado de mucho temor, a volver al trabajo en la nueva “normalidad”.

Lo de normalidad lo pongo entre comillas porque he decidido utilizar este término con el objetivo de usar la terminología que es común para todos en este momento, aunque desde mi opinión poco tiene de normal lo que estamos viviendo.

Esta situación requiere de las organizaciones la planificación e implementación de estrategias y costumbres que garanticen un regreso seguro y saludable. Para ello se han desarrollado numerosos protocolos desde los ámbitos de la medicina y la seguridad e higiene, pero

¿Qué ocurre con el bienestar psicológico?

El abordaje de la salud mental viene postergado, aun sabiendo del impacto en la misma, lo que muchos denominan como la próxima pandemia.

Trabajar en este nuevo escenario para algunos significa volver y para otros seguir, pero para todos habituarnos a nuevas condiciones y reglas del entorno. Volvemos al ruedo y nos encontramos con que el entorno y las reglas ya no son las mismas, en la figura del inicio he decidido simbolizar este momento con un Puente colgante, tan rústico como inestable, en el que vamos cautelosos intentando llegar al otro lado.

Muchas organizaciones y sus líderes esperan ansiosos que se levanten todas las medidas preventivas para volver a lo de antes. Y en este punto tengo malas noticias, el antes ya no existe ni existirá, la realidad con la que nos vamos encontrando es otra y por lo tanto lo que antes resultaba es probable que ya no sirva.

Desde el enfoque sistémico se dice que el caos genera un orden distinto.

Si me permiten voy a establecer un paralelismo entre la pandemia y el caos, y en esa misma línea creo que se está generando un nuevo orden, en eso estamos. Entonces, para abordar esta nueva normalidad no hay recetas mágicas y vamos a tener que ir descubriendo las nuevas reglas para identificar qué recursos pueden ayudarnos / facilitarnos la adaptación a esta nueva realidad.

A pesar de la incertidumbre, algo podemos ir intuyendo sobre lo que nos espera.

Desde mi punto de vista, el COVID 19 puso en evidencia la importancia del bien común por sobre el individual con el lema “nos cuidamos entre todos”, etc. la mayoría hemos resignado situaciones de bienestar individual por el bien de todos, y esto es algo que ya está socialmente instalado, ha tomado mayor relevancia el bienestar personal y colectivo, con la conciencia de que uno no existe sin el otro, este es uno de los mejores regalos que no está dejando la pandemia.

En los comienzos la incertidumbre, el temor y el aislamiento nos hicieron parar la pelota, dar valor a lo simple, resignificar vínculos e incluso el trabajo. Este es uno de los puntos más importantes en cuanto al trabajo, el lugar que las personas le están dando al mismo, está cambiando.

En el mundo del trabajo están sucediendo modificaciones que interpelan las culturas conservadoras y todo tipo de liderazgos.

Probablemente, las organizaciones con culturas más flexibles han podido adecuarse sin mayores inconvenientes, pero las culturas conservadoras los han tenido todos.

Y por último y no por eso menos importante, otro de los efectos de esta crisis ha sido poner a las personas en el centro de la escena Humanizando la gestión, exponiendo una vez más que las personas mueven el mundo y las organizaciones, sin personas no hay trabajo ni organizaciones, dejando en evidencia la Diversidad y la necesidad de Personalizar las realidades empáticamente, para conseguir objetivos, un ejemplo sencillo que todos podemos comprender es que no todos afrontamos los miedos de igual manera.

Estas nuevas modalidades de trabajo nos instan a implementar nuevas formas de comunicación y adecuar las herramientas a las nuevas necesidades. Los cambios en el trabajo y en las personas exigen revisar la cultura y el liderazgo.

Mi propuesta es que podamos capitalizar estos aprendizajes y trasladarlos a la nueva normalidad, postulando el Bienestar colectivo como un valor principal, enfocarnos en las personas, estimulando el reconocimiento y el balance trabajo - vida personal.

Asumir los cambios en el mundo del trabajo con flexibilidad

Revisar la cultura y los liderazgos para desarrollarlos basados en la confianza

Con miras a diseñar una estrategia efectiva y posible, planificando acciones en pos de una organización que sea saludable, rentable y sostenible, socialmente útil y atractiva para los talentos; y así, quizás podamos Sobrevivir y adaptarnos a esta nueva “normalidad”.

En síntesis, pareciera que lo que nos es exige la nueva “normalidad” es ni más ni menos que humanización y humanidad.


Nota: Esta es la publicación número 12 de las 19 que integran la serie: “Argentina 2020, la travesía del Covid-19 desde una mirada resiliente”, para relatar el paso de la pandemia, con una mirada orientada hacia el impacto en nuestro bienestar.


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